martes, 27 de enero de 2009

Resplandor de Luna

Alguien susurró a la cabecera de mi cama, anoche mientras los esputos luminiscentes de la ciudad seguían rompiendo la telaraña de mis sueños.
Con un sonar melancólico, el presentimiento me dijo que tal vez seguías con vida. Confundido, he tratado de repasar aquellos momentos, de hace siglos, de hace milenios, de hace vidas mismas. Cuando tu cabello esplendente brillaba gris y plateado con la luna, y mis sentidos te pertenecían, a ti y sólo a ti…
Traté de horadar de nuevo mi mente, buscando el significado de tu perdición, el porqué tu visión había desaparecido de mis sueños. ¿Es que acaso por fin habías llegado al mundo vigil?
En la última hondonada que se dibujó en el cielo de la tierra de mis sueños, por última vez aspiré el aroma de tu ser, y me hundí en el resplandor de tus ojos bellos, más vivos que todo lo que consideramos hermoso.
Y la oscuridad, en lo alto, te arrebató de mi lado, lanzándote, sin un grito, sin un sonido siquiera, a una tierra donde no podrías existir. Algo como una dríade, dándole sentido a mi soñar, no debería mancharse con la pestilencia de los vivos.
Así hayan pasado años, y mis sueños se hayan convertido en sólo una efigie de lo que he sido en mi vida como ser humano, ese último resplandor tuyo jamás me ha abandonado, y sigue brillando a través del aire de la noche, del amanecer, reflejándose tenue, casi sin merecerlo en la luna que habita con los seres de este mundo.
Y es esta misma, esta luna infecta, la que ilumina mi camino a través de las impuras y vacuas vivencias de la ciudad, de sus colores, y de su decadencia.
He atravesado los matorrales de plantas artificiales, el lago ilusorio y también los campos de festejo donde los vivos se deleitan en su ruindad.
De pronto el mundo está alcanzando un punto sin depravación, ante mis ojos. Es extraño. Algo de la luz de esta luna está cambiándolo todo, como si siguiera durmiendo, o como si hubiese fenecido ya y mi sueño me rodeara por fin y para siempre.
Y así lo he deseado, al llegar a este vergel y verte de nuevo, tan hermosa, tan límpida, blanca como el espíritu, gris como la luz que no se mancha con la vida.
No me repliques, no lo hagas.
Tan sólo me basta haber llegado, y poder reposar eternamente junto a esta placa que reza tu nombre, el que por fin he podido conocer, y acompañarte en este sueño del cual ya no necesitamos volver.

8 comentarios:

Mademiosel Selpulcroix dijo...

de dónde sacas la inspiración? relamente me gusta mucho como escribes Corven, eres un ídolo.

Marcelo Carter dijo...

Oh my god!

Es bellísimo,amado Corven como han dicho eres un verdadero ídolo n_n

Un saludo y nos seguimos leyendo,hermano.

Corven Icenail dijo...

No se ve tu avatar, Selene....

Carter, muchacho, voy inmediatamente a ver cómo están tus tierras...

S-17... dijo...

Vaya, me gusta y mucho. Bello, muy bello. Que más puedo decir, ah...si ¿Cuál es ese nombre? Si se puede saber, claro que no, verdad. He ahí la gracia de tus escritos, con ese halo de misterio, me agrada.

Nos vemos y que tenga bellos días y saludos a Rafa.

S-17.

Corven Icenail dijo...

ya pos mi muy querida Sade... mando el saludo y me quedo con el agradecimiento...

Anónimo dijo...

Me ha gustado, Corven. Como siempre, escribes de una manera inspiradora.

Un saludo y nos seguimos leyendo.

Corven Icenail dijo...

Claro que sí mi querido A.M.A., nos seguimos, y seguiremos viébdonos...

Hasta la próxima... espero que pronto.

Anónimo dijo...

Bien hecho .