miércoles, 3 de septiembre de 2008

Carne, sólo carne

Cuando me tomé la molestia de fijarme en ese maltrecho despojo que estaba frente a mi casa, pensé que sería un atributo caído desde el mismo destino... algo que alguien quizá me habría enviado para por fin sobrellevar de mejor manera mi aislamiento y mi soledad.

Mi cruento y desgastado cuchitril, de cualquier forma, ya había dejado hacía tiempo, de ser una prisión, y si bien pude por fin pasearme por las calles que a su alrededor hacen este perduzco circuito, nada he encontrado, y no parece que eso vaya a cambiar.

Sólo después de todo este tiempo, y de haber deambulado sin sentido ni objeto, me encuentro con que ya atravesé quizá lo que cierne éste mi mundo, y todo ha sido soledad, abandono...

Hasta ahora. La pestilencia que arrojaba este objeto me atrajo en primer lugar. Se preguntarán porqué un olor desagradable puede resultarme grato, pero es que luego de tanto tiempo sin tener sentido alguno, el que uno de elllos sea tan estimulado, es como sentirse vivo de nuevo.

Y mi olfato, que estaba reviviendo, se congració. Mi vista también, al ver la carne maltrecha que se retorcía con perversa naturalidad.

¿Cuándo será que este compañero en mi soledad vino hasta acá? No estaba cuando yo salí por fin y me puse a caminar... ¿O será que no pude sentirlo en ese entonces porque mis sentidos aún estaban dormidos?



Aún pienso en ello, mientras sigo deleitándome, y le doy a mis sentidos redivivos, el mayor festín de todos. Mi gusto ha renacido, es un hecho, ya que puedo percibir el sabor metálico y el gusto a veneno de la muerte.
Al menos podré pensa en mi soledad, con esta frugal comida. Al menos ahora sé que puedo sentir algo...

8 comentarios:

Mary Lovecraft dijo...

Ay querido Corven, un final impactantemente inesperado...casi pude saborear el sabor de la desgraciada presa.

gracias por seguir subiendo cuentos, aunque sea así, tan distanciado, se echan (se te echa) de menos.

H.R. dijo...

La ironía de sentirse vivo ante la muerte y la condenación.

Sacó usted aplausos, Mr. Corven.

Mis respetos,
Helena

Anónimo dijo...

Que impactante lo que has descrito, tengo obsesión con los aromas y sabores, y si no pudiera sentir me sentiría igual que él, argh que tremendo.
besos

Corven Icenail dijo...

Wow, regreso y las veo por acá... mes siento feliz de que mi ausencia del ciberespacio no se haya traducido en desaparición completa...

Gracias Helenna, un honor que haya sido un gusto para tí, y Bitter, como siempre, un placer tenerte por acá... voy para sus lares

Marcelo Carter dijo...

La descripción que usas,Corven hace que me sienta y viva cada uno de las narraciones y versos que nacen de tu cabeza,hermano.

Muy,muy bueno y apabullante.

Corven Icenail dijo...

Y para cuándo algo nuevo tuyo, mi buen Carter???

Ap... gracias!!!!

Corven Icenail dijo...

Y para cuándo algo nuevo tuyo, mi buen Carter???

Ap... gracias!!!!

Anónimo dijo...

Muy buen cuenta, os felicito.