martes, 1 de julio de 2008

Limbo

Elizabeth se levanta, trata de desperezarse un poco y no termina de entender. Su hermana Augusta la abraza un poco, siquiera para darle algo de calor...

En este desierto negro e infinito, sus voces son murmullos que lastiman la ceniza.

Que hienden el vacío.

-Qué suerte que estamos muertas... -susurra Elizabeth.

-No -replica Augusta, con una lágrima de regocijo temblándole en el ojo - la suerte es que tampoco estamos muertas...

5 comentarios:

Mary Lovecraft dijo...

ohhh genial querido Corven!

me sorprendiste con ese final no me lo esperaba para nada!

tanto en tan pocas palabras...

un beso,
Mary :)

NocheMortifera dijo...

Hermoso relato Corven; felicidades.
No sé, me dejo un sabor a tristeza.
Que estes bien. Muchos saludos!

Corven Icenail dijo...

Pos gracias a ambas, tanto a mi querida Mary.... tanto tiempo como colegas y amigos...

Y a tí, Noche, pues.... tristeza es algo que siempre encontrarás tras estas grises puertas

Anónimo dijo...

Un post melancólico Corven, muy bueno, corto y con la información precisa para dejarte con ese mal sabor y la angustia de las protas.
besazos

Corven Icenail dijo...

Y además con ése análisis tan certero y preciso tuyo, mi querida Bitter. Gracias por ingresar y comprender la diáspora de dimensiones que se vive en este negro universo